La Palabra de Dios:
"Quédate quieta y conoce que soy Dios..." Salmo 46:10
Reflexión
En el ritmo cada vez más estresante de nuestra vida diaria, la quietud no es fácil de conseguir. Aunque nuestros cuerpos estén quietos, nuestras mentes pueden estar corriendo y caminando, y nuestras emociones se agitan dentro de nosotras. Por otra parte, la quietud no se refiere necesariamente a la inactividad; nuestros corazones y mentes pueden estar muy quietos y centrados, aunque nuestros cuerpos estén activos. La quietud se trata mucho de la conciencia, la presencia y el enfoque. Se trata de nuestra capacidad de simplemente ser. La tarjeta de hoy te ofrece una invitación personal e íntima de Dios para entrar en ese espacio del ser, donde en la quietud, Dios es conocido. Es Dios, como se expresa en la Palabra de Dios hoy, quien elige la quietud como un santuario, como el lugar de encuentro sagrado entre el cielo y la tierra. Es Dios quien está en casa en la quietud, y es Dios quien quiere ser conocido en esa quietud por ti hoy. Entrar en esa quietud sagrada es tan simple, y al mismo tiempo, tan intimidante, como llegar a casa y encontrar a Dios ya allí, esperándonos.
Ritual
Reflexiona sobre este concepto de quietud y considera las cosas que te impiden llegar a la quietud... las cosas que distraen, interrumpen y perturban la quietud que buscas... ¿Puedes nombrar en tu corazón qué es lo que anhelas en esa quietud...? Siéntate o acuéstate cómodamente..., cierra los ojos..., deja que tus manos descansen abiertas a tu lado... Sé consciente de tu respiración... A medida que inspires y expires lenta y suavemente, deja que tu cuerpo y tu mente se tranquilicen..., centrados... en la quietud... Descansa en la quietud, en compañía de Dios.
Recuerda
Dios está en la quietud de mi corazón.